Provoca en mi ser una conjetura, sentidos difieren al reportar, se apodera la intriga de mí. Morfa con su andar un develar, cerne en gracia proclamar su materia añil formar.

Su pupila aloja el presente de un amanecer sin ayer, su cornea refleja sólo parte de mí, de cierta forma, sólo el ahora; de observar con misura, se perciben vestigios de una línea anterior, relatos de lunas que no importan ya. Describen rostros que no entiendo más. Pronuncian un dialecto que no puedo usar, se deleitan en suelo que no logro pisar.

Onírica poesía despide en respirar, lírica ambrosía osa declamar, define en interés al habitar, con su imagen de grafito, mi palacio de cristal. Refleja en despedida etérea entropía, asume en cesar un sollozar. Tiende a ignorar, en su andar, la falta de respeto al profesar, suele omitir, en rescindir del elixir que hace un corazón latir.