Hoy es uno de esos días en que llamo al dolor y le tiendo la mano para que haga conmigo como es debido. En este punto no importa más un respirar, carece de gracia el palpitar.

Orquesta en su seno la manera, dibuja en su llano la estrategia; parece ignorar, no es la primera vez. La rama temporal que le envuelve no representa más que una carga inaudita, equívocas limitantes, coincidencias incorrectas, herejes decires .

La luna ríe mientras lágrimas cuestionan mi habitar aquí. El viento brinda los vestigios y reparte las cenizas de un fénix fallido, carga en su brisa proclamares pasados, erosiona detalles a su paso; corrompe la historia en su iterar.

Arrebata del ayer tu esencia, hábil recorre tu sendero y amalgama, en su escafandra, fragmentos del andar. Exije al amorfo de vuelta curvatura; define para sí, pues sospecha, no hay gloria en cantidad.

Veo cómo el flujo se ralentiza, noto levantar tu bandera, pero el mástil vacío devela te has marchado. A manos del desespero, recuerdo, no es la primera vez. Vaya necedad, no comprendo despertar.

Escribo este prólogo a tu recuerdo, perdí la cuenta en los atardeceres que vi sin ti, extravié la razón de mi sollozo, y desapareció el brillo en tu mirada recordar.

Naufraga la daga en alquitrán, eclipsa el yugo y destila soledad. Pragma su destino en palabra, graba el testino en vanidad ¡Clama en peligro profesar!