Durante nuestra estadía aquí, se nos ha inculcado una vaga definición de sé; el hombre queda a la deriva sin una definición concreta del saber y del ser. Irónicamente, el deseo por desentrañar la gnosis depende enteramente de la capacidad y motivación de cada individuo, dejando a su paso una sociedad plagada de mortales que, en su agnosis, resultan incapaces de ver más allá de lo que sus ojos permiten; burdas imágenes de un universo incomprendido desencadenan una vivencia vacía que quizá, sólo aquellos con iniciativa puedan develar. Triste, sólo para sí.
¿Qué eres? Si una nueva neurona naciere cada que indago la cuestión, quizá estaría cerca de resolverlo. Eso no impide formular toda clase de teorías. La respuesta Se inculca además, una verdad a medias ‘El psique siempre te acompañará’, tomo la oportunidad para desmentir tal falacia; sin embargo, he de admitir, no culpo al que llegase a tan aberrante conclusión. Al final del día, el conocimiento generado depende solamente de los factores que el pensador puede observar. Pero, he aquí es una vergüenza valerse de méritos crudos, de meros sentidos al pensar.
La realidad es inherente al que observa y sólo a él. Sé, el conocimiento general dicta confiar en lo que se puede ver, temer aquello que no. No obstante, ¿has sentido la brisa en tu rostro?, ¿te detienes a apreciar el latir de tu corazón? ¿qué te hace pensar que no hay mucho más que no ves? Sé osado, sé un hereje, sé tu amor, sé lo que vale una palabra al convertirse en amor. ¡Sé lo que quieras ser! De cualquier forma, el límite sólo está definido donde tu capacidad logre comprender, allá donde tu hacer no logre un mayor proceder.
Vanidad poética, el hombre es la combinación única de la capacidad que le fue otorgada al nacer, evolución, herencia; traicioneras al fin, desembocan su hacer en las fauces naturales del mortal; además del empirismo adquirido en el camino que el tiempo les depara a recorrer. Es quizá, la respuesta que más esperanza provee; un hombre capaz podrá entrenar su talento y alcanzar la mejor versión de sí. Sin embargo, eso podría orillar a pensar que dejaría de lado aquello que quiso ser.
Preguntarás acaso, ¿cuál es el sentido de esto? Temo admitir, ni siquiera yo lo sé.